martes, 12 de enero de 2010

Libertad de Software


Jean Jacques Rousseau decía que “el hombre ha nacido libre y por doquiera se encuentra sujeto con cadenas”.
Existen distintos tipos de libertades, por ejemplo, la libertad de pensamiento. Más allá de lo que nos impongan por la fuerza, en nuestro interior tenemos la posibilidad de pensar y creer lo que queramos. En los últimos tiempos, la libertad de prensa, se ha puesto en boca de muchas personas. A pesar de que el sistema actual de medios de comunicación no la garantiza, hay cruzadas en todo el mundo para mejorarla. En Argentina, la resiente aprobación de la Ley de Medios marca un hito en esta lucha.
De esta manera podríamos seguir enumerando distintos tipos de libertades. Sin embargo, hay una de la cual somos plenamente inconscientes y la tenemos completamente coartada: la libertad de software.
Para ayuda de muchos, comencemos diciendo que el software es la parte intangible de nuestra PC, aquello que no vemos físicamente: los programas.
El hardware, en cambio, es aquello que constituye a nuestra computadora físicamente y la hace funcionar. Aquí nos referimos a la placa madre, las memorias ram, el procesador, etc.
Dicha esta aclaración, continuemos… En 1995, Microsoft, la pequeña empresa de Bill Gates, lanzó el software que revolucionaria el uso personal de computadoras: Windows 95. En 4 días se vendieron un millón de copias. El sistema ofrecía la incorporación de la barra “inicio”, algo que hoy nos resulta plenamente rutinario.
Con el paso del tiempo la empresa se fue consolidando y fueron saliendo al mercado nuevas versiones del sistema operativo Windows. El éxito continúo y para el año 2000 la compañía ya era el líder mundial en materia de software.
Al adquirir una PC, estamos pagando con ella un plus que corresponde al sistema que trae instalado. Si decidimos armar nuestra propia máquina, lo más probable es que tengamos que comprarlo o tal vez piratearlo, pero estamos sujetos a este sistema, no tenemos otra opción.
Con este pequeño análisis surgen algunas preguntas: ¿Qué hacemos si al entrar a un ciber nos encontramos con que las máquinas no tienen instalado ningún Windows? ¿Qué creen que pueden hacer en sus máquinas particulares sin este mismo sistema? ¿Qué haríamos en la escuela si nos encontramos que nuestra PC de estudios tampoco lo tiene? La respuesta a estas preguntas es siempre la misma. Sin Windows podemos hacer lo mismo o aún más.
En 1983, Richard Stallman comenzó a trabajar en el proyecto GNU. Su objetivo era el desarrollo de un sistema operativo Unix compuesto enteramente de software libre. En 1991, Linus Torvalds, se sumó a esta búsqueda y desarrolló lo que con el tiempo sería Linux.
Cuando la primera versión del núcleo Linux fue liberada, el proyecto GNU ya se encontraba en una etapa muy avanzada, por lo cual, el aporte de Torvalds significó el eslabón restante para el desarrollo del primer software libre masivo para uso individual.
A pesar de esta alternativa plural y libre, seguimos usando Windows. Desde nuestras escuelas, se enseña a los niños a utilizar este sistema impuesto por el capital, coartando las libertades individuales de elegir y sometiéndonos a una gran dependencia. Se nos enseña a ser esclavos de un sistema que nos condicionará por el resto de nuestras vidas.
Para paliar esta necesidad nace el proyecto ParlaSol (Parlamentarios para el Software Libre). Se trata de una iniciativa surgida por un grupo de cuadros virtuales de Argentina y España que busca promover que los parlamentos de todo el mundo impulsen proyectos de Ley para incentivar el uso de software libre en los establecimientos educativos estatales.
La idea es crear un proyecto parlamentario modelo, que sirva como ejemplo para que los legisladores de distintos lugares puedan presentar sus propias versiones según sus necesidades y posibilidades.
Esta iniciativa, plenamente ambiciosa e impulsada desde una cibercampaña, puede ser el punto inicial para que cada día seamos un poco más libres.

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