viernes, 15 de enero de 2010

Sobre el enemigo y el cipayismo en la Argentina


¿Qué es el enemigo? Una persona o un grupo que por cuestiones de ideas, pensamientos o acciones se encuentran en nuestro antagonismo. En caso de guerra consideraríamos enemigo al ejército contrario, en caso de epidemia consideraríamos enemigo a un determinado virus, Hitler hizo de los judíos sus enemigos, si nos referimos a la política nacional definimos por enemigo a aquel que se opone a los intereses nacionales. Juan Domingo Perón hablaba al pueblo de la existencia de dos tipos de enemigos: externos e internos.

Los enemigos externos tienen mayor edad que nuestro país. Desde que un Ingles piso estas tierras es que estamos en peligro por parte de estos enemigos. ¡Ay!… si la historia pudiera contar realmente la verdad de aquellos que hay tratado de pisotear durante tantos años nuestra patria. ¡Basta de mentiras! Las escuelas siguen predicando al primer gobierno patrio de 1810 como el primer bastión de la liberación nacional. ¡Oh que gran mentira! Doscientos años pasaron casi desde que la burguesía porteña tomo el poder político que se encontraba en manos de España y todavía nos permitimos mentir al respecto. No tenemos porque avergonzarnos de ese error a principios 1800, nuestros próceres hicieron lo que creyeron. No vamos a echarles la culpa tantos años después, de que la primera medida haya sido establecer el libre comercio, no tiene sentido, pero digamos la verdad. Dice el historiador Salvador Ferla en su libro “Historia Argentina con drama y humor” que “al poco tiempo del 25 de mayo histórico, desde las telas que vestían los argentinos para no morir de frío, hasta las balas con las que se mataba para no envejecer demasiado, eran inglesas.”
Para comienzos de siglo XIX, en existía en nuestras tierras una industria criolla. Vestimenta, ropa, bueyes, carretas, vinos, azúcar y un centenar de productos alimentaban nuestro producto interno y mantenían vivo al interior. Mientras tanto, la ciudad de Buenos Aires (de menor estatura en aquel entonces) vivía del contrabando. Inglaterra, que no había podido tomar Buenos Aires por las armas en 1806 y 1807, decidió volcarse a una captura cultural. Por medio del contrabando ingresaron libros que promovían los ideales liberales de la economía. Práctica que solo iba a beneficiar a ellos que ya estaban industrializados, ósea, ellos mismos (en algún lugar tenían que volcar la súper producción gestada por la Revolución Industrial).

Hasta aquí lo que significa “enemigo externo”. Sin dudas Inglaterra es nuestro enemigo externo número uno. Protagonizaron dos invasiones, nos penetraron culturalmente, se quedaron con nuestros recursos durante muchísimos años y finalmente auspiciaron la Revolución Libertadora para instaurar el antiguo régimen que había sido sacudido por la Revolución Justicialista. A esto sumemos la usurpación de las Islas Malvinas. No me animo afirmar que este país siga siendo nuestro enemigo externo por excelencia pero no tengo dudas de que la lengua que hablen estos, también sea la inglesa.

Ahora veamos a que nos referimos cuando decimos “enemigos internos”. Se trata de aquellos que argumentando patriotismo y amor a la nación son cómplices intelectuales y materiales del enemigo externo. Sus agentes locales.

Para continuar con este análisis me gustaría contarles sobre el término “cipayo”. Palabra española heredada del portugués “sipaio”, era empleada para nombrar a los soldados indios al servicio de Francia, Portugal y Gran Bretaña. Se trata del hombre peleando en beneficio de aquel que lo somete. Actualmente podríamos considerarlo un secuaz a sueldo. (Aunque nuestros cipayos muchas veces no recibieron dinero como prestación de sus servicios sino que actuaron por plena convicción. ¡El término les queda chico!)
En la actualidad contamos aquí, en la Argentina del siglo XXI, con la existencia de los enemigos externos, los internos, y los cipayos.
Como ejemplo de enemigo externo latente, el juez neoyorquino Thomas Griesa embargó recientemente cuentas del Banco Central en la Reserva Federal de Estados Unidos, aprovechando las condiciones creadas por un enemigo interno a la causa nacional: Martín Redrado.

Como el máximo exponente del “cipayismo postmoderno” se encuentra el vicepresidente Julio Cobos. Cipayo que luego de ser expulsado de por vida del radicalismo por adherir al proyecto Nacional y Popular se convirtió en el primer dirigente opositor al gobierno y desde el Senado, proyecta operativos mediáticos en perjuicio de los intereses de la nación. Apoyado por el Grupo Clarín posiblemente sea candidato a presidente. Primera vez en la historia mundial, que un vicepresidente, desea tomar el poder para ejecutar un plan contrario al proyecto que lo llevo al lugar que hoy ocupa.
Pisando el bicentenario procuremos que la historia no pase inadvertida. José María Rosa sostiene que “una sociedad es un cuerpo real y vivo, con raíces que se clavan en el pasado y ramas que se dirigen hacia arriba”. Nuestro pasado y nuestro presente están marcados por grandes traiciones a la causa nacional. El país Justo, Libre y Soberano, inculcado en lo más profundo de nuestros deseos por el General Perón, no podrá ser concretado hasta que nuestros enemigos se deban retirar humillados del campo de batalla. Mientras tanto, entre operativos mediáticos, especulaciones, intereses y cipayos, se seguirá escribiendo la Historia Argentina, la misma Historia Argentina.

Matías Fernández

1 comentario:

  1. http://lajauretchemdp.blogspot.com/2010/01/que-es-el-enemigo-una-persona-o-un.html

    Lo subí a mi blog, muy interesante Mati ;)

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