viernes, 26 de febrero de 2010

El pensamiento vivo de Juan Domingo Perón

El siguiente es el denominado Plan Mundial de Cooperación, extraido de un mensaje leído en nombre de Perón el 7 de septiembre de 1973, en la IV Conferencia de Países No Alineados, realizada en Argel (Argelia).

1. Son necesarias y urgentes: Una revolución mental en los hombres, especialmente en los dirigentes de los países más altamente industrializados; una modificación de las estructuras sociales y productivas en todo el mundo, en particular en los países de alta tecnología donde rige la economía del mercado, y el surgimiento de una convivencia biológica dentro de la Humanidad y entre la Humanidad y el resto de la Naturaleza.

2. Esa revolución mental implica comprender que el hombre no puede reemplazar a la Naturaleza en el mantenimiento de un adecuado ciclo biológico general; que la tecnología es un arma de doble filo; que el llamado progreso debe tener un límite y que, incluso, tal vez sea necesario renunciar a algunas comodidades que nos ha brindado la civilización; que la naturaleza debe ser restaurada en todo lo posible; que los recursos naturales resultan agotables y, por lo tanto, deben ser cuidados y racionalmente utilizados por el hombre; que el crecimiento de la población debe ser planificado sin preconceptos de ninguna naturaleza; que, por el momento, más importante que planificar el crecimiento de la población, es aumentar la producción y mejorar la distribución de alimentos y la difusión de servicios sociales, como la educación y la asistencia sanitaria, y que la educación y el sano esparcimiento deberán reemplazar el papel protagónico que los bienes y servicios superfluos juegan actualmente.

3. Es preciso reconocer, en forma incuestionable, que cada Nación tiene el derecho al uso soberano de sus propios recursos naturales. Pero, al mismo tiempo, cada Gobierno tiene la obligación de exigir a sus ciudadanos el cuidado y la utilización de los mismos. El derecho a la subsistencia individual impone el deber hacia la supervivencia colectiva, ya se trate de ciudadanos o de pueblos.

4. La modificación de las estructuras sociales y productivas en el mundo implica que el lucro desmesurado y el despilfarro no pueden seguir siendo el motor básico de sociedad alguna y que la Justicia Social debe erigirse en la base de todo sistema, no sólo para beneficio directo de los hombres, sino para aumentar la producción de alimentos y bienes necesarios; consecuentemente, las prioridades de producción de bienes y servicios deben ser alterados en mayor o menor grado, según el país de que se trate.

En otras palabras: necesitamos nuevos modelos de producción, consumo, organización y desarrollo tecnológico que, al mismo tiempo que den prioridad a la satisfacción de las necesidades esenciales del ser humano, racionen el consumo de recursos naturales y disminuyan al mínimo posible la contaminación ambiental.

5. Necesitamos con urgencia el avance de un hombre mentalmente nuevo, que se desenvuelva en un mundo físicamente nuevo. No es posible construir una nueva sociedad basada en el pleno desarrollo de la personalidad humana, en un mundo viciado por la contaminación del ambiente, exhausto por el hambre y la sed, enloquecido por el ruido y el hacinamiento, incitado permanentemente al vicio, las drogas y la violencia. Debemos transformar a las ciudades-cárceles del presente en ciudades-jardines del futuro.

6. El crecimiento de la población debe ser planificado, en lo posible de inmediato, pero a través de métodos que no perjudiquen la salud humana, según las condiciones particulares de cada país. La República Argentina, por ejemplo, no está en dicho caso pues necesita mayor capital humano para su desarrollo integral. Además, esta planificación debe ser realizada en el marco de políticas económicas y sociales globalmente racionales.

7. La lucha contra la contaminación del ambiente y la biosfera, el despilfarro de los recursos naturales, el ruido y el hacinamiento de las ciudades y el crecimiento de la población del Planeta debe iniciarse de inmediato a nivel municipal, nacional e internacional. Estos problemas en el orden internacional deben pasar a la agenda de las negociaciones entre las grandes potencias y a la vida permanente de las Naciones Unidas, con carácter de verdadera prioridad. Este, en su conjunto, nos es un problema más de la humanidad, es el verdadero problema.

8. Todos estos problemas están ligados de manera indisoluble con el de la Justicia Social, el de la Soberanía Política y de la Independencia Económica del Tercer Mundo, y la distensión y la cooperación internacionales. Muchos de estos problemas deberán ser encargados por encima de las diferencias ideológicas que puedan separar a los individuos dentro de sus sociedades o a los Estados dentro de la Comunidad Internacional.

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