martes, 15 de junio de 2010

Perón... Vive!

Hace algún tiempo, inspirado por pensamientos de Salvador Ferla, reproduje en este Blog la teoría de que los muertos están vivos. En esa oportunidad, manifestaba la permanencia en el pensamiento colectivo de las ideas antipopulares y divisorias impulsadas por Sarmiento, Roca y Mitre. Decía por ejemplo, que mientras sigamos planteando la división entre civilización y barbarie, (hoy tal vez traducido bajo el término de “negros” y “blancos”) el “padre del aula” está vivo. Sin embargo, reconocía que así como los malos viven, los buenos también.

Desde siempre, en los trabajos históricos que compartí, mencioné la existencia de dos proyectos de país. Uno de ellos es el de la clase dominante. Se trata nada más y nada menos que del proyecto unitario que supo tener en sus filas a Rivadavia, Mitre, Roca y Sarmiento. Se trata del mismo plan que propusieron los gobiernos de facto en el siglo último y el que hoy agitan los defensores del neoliberalismo. En la vereda de enfrente se encuentra el proyecto nacional. Murillo, Artigas, Dorrego, Rosas y Perón son tan sólo hombres que se pararon aquí con el sueño de alcanzar la soberanía nacional, cada uno, con sus distintos matices.

Lo que enfrentó a Unitarios contra Federales fue lo mismo que enfrentó a los Peronistas contra la Oligarquía.
Son los párrafos que conforman las escrituras de la lucha entre la Patria y la Anti Patria.

Este camino estuvo a lo largo de la historia, plagado de victorias y derrotas del campo Nacional y Popular. Desde Dorrego a Rosas, pasando por Artigas y San Martín existió esa idea de concretar el proyecto nacional. Sin embargo, nadie como Perón supo unir esa historia rica de hombres y mujeres que lucharon, con la historia de un pueblo marginado y torturado por las clases dominantes. Las dos caras de la misma moneda que nadie antes había podido unificar, se afianzaron bajo las banderas y los bombos peronistas a partir de 1945.

Los hombres mueren, las ideas viven. La historia no nos aísla, nos une. Así es que Perón se mantiene vivo como punto máximo de conciencia nacional, como símbolo máximo de Revolución y como bandera máxima en la lucha de un pueblo que está decidido a liberarse y que recién vivió doscientos de una historia, que apenas empieza a escribir sus páginas de gloria.

 
Matías Fernández
 

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