jueves, 6 de mayo de 2010

Juventud, cambios y revolución Parte 1 (La revolución tecnológica)

En medio de una revolución tecnológica es bueno no confundir. Mucho se ha hablado ya de la mala utilización de las redes sociales y poco se ha dicho. El mundo está cambiando a tiempos apresudarisimos, tal vez, como nunca antes en la historia de la humanidad. Estas transformaciones, tienen que ver antes que nada, con el modo de relacionarnos. Mucho se critica a los jóvenes que pasan cinco horas diarias frente a una computadora, pero, ¿Qué me dirían si les digo que ese chico está forjando, en ese juego virtual, las competencias necesarias para desenvolverse en el mundo del futuro? La respuesta justa obviamente no la puedo dar, pero hay mucho para pensar.

Mientras por medio de facebook se organiza una rateada nacional y los salamines de siempre echan la culpa a la red social, me pregunto: ¿Por qué nadie se cuestiona por qué es que los chicos quieren faltar a clases y por qué la iniciativa es nacional? ¿Será que están artos de que a lo largo y ancho del país se los trate como una generación perdida? ¿Será que ya no hay nada en las escuelas que les interese? Cientos de analistas y futurólogos se rompen la cabeza a diario pensando en cómo será un futuro no muy lejano y por lo general, solo llegan a más preguntas y más incertidumbre.

En una excelente obra llamada “Historia Argentina con Drama y Humor” Salvador Ferla recrea en su imaginación un dialogo que pudo haber existido el miércoles 23 de mayo de 1810 en las calles aledañas al cabildo de Buenos Aires:

- Por Dios, hoy por lo menos se respira...
- ¡Qué jaleo hemos tenido estos tres días!
- A mí, lo que más me preocupa de todo esto es la crisis moral de la juventud; ya no hay señor, la educación y respeto de otros tiempos; yo no se a donde van a llegar los jóvenes si siguen en esta pendiente de desenfreno… ¿Usted vio la cara de aquel guarango que me gritó “abajo Cisneros”?...
- Culpables son los padres que le dan tanta libertad; que no tienen carácter para educarlos… yo pienso que cualquiera sea el rumbo que tomen las cosas públicas gobierne quién gobierne, tendrá que ocuparse de este serio problema de violencia juvenil…

El libro de Ferla fue escrito en 1974 cuando la juventud también estaba muy cuestionada. Nos deja en claro que desde 1810 hasta la fecha, siempre las generaciones mayores vieron a las que le siguen en mal camino, sin comprender tal vez, que nadie se pone el traje del padre y que algunas leyes naturales están siempre vigentes, pues nada se pierde, todo se transforma.

Matías Fernández

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