jueves, 8 de abril de 2010

Oposición Acorralada

¡Qué escándalo! No funciona el Congreso. El oficialismo no da quórum y la honesta y honrada oposición, no puede contribuir con el crecimiento del país. Mientras tanto, el ex presidente Carlos Saúl Menem, se mantiene en el centro de la escena política. ¿Quién podría imaginarlo en junio del año pasado? La oposición, que se vanaglorio diciendo que eran la nueva mayoría y ahora, desde el primero a el último, no se cansan de hacer papelones. El “nuevo” Congreso, prometido en diciembre del año último, por suerte, no está teniendo grandes influencias sobre las decisiones de la presidenta Cristina Fernández Kirchner.

La oposición da risa. No hay otra manera de encarar este tema. Los medios hacen horrorizar a la gente sobre el supuesto bloqueo de la Cámara de Diputados y Senadores. Que útil hubiera sido esa denuncia cuando en ese mismo lugar, se aprobaban leyes para saquear el país. Mientras tanto, continúa el mito de que hay que pacificar la Argentina, ignorando que la política no es siempre paz y amor, sino que se tratan de posiciones enfrentadas, en pugna. Esta situación se ve acentuada en un país que todavía no se ha definido. Un país donde los monopolios y el establishment económico se acostumbraron a ser los dueños de los destinos de 40 millones de argentinos.

Según los medios hay tres temas que interesan a la población y que este gobierno no atiende. Estos problemas son el Indec, la inflación y la delincuencia. Si estos son los temas centrales que ellos consideran que hay que discutir, empecemos por el principio. El Indec no es un organismo vital para la vida de los argentinos, es tan solo un instituto encargado de mediciones y censos. Nada vital para nuestra vida diaria. Pero… ¿Cómo los medios lo convierten en algo que nos preocupe? Desde que Guillermo Moreno se tuvo que hacer cargo, siendo también el responsable de negociar con el empresariado más duro, reaccionario y vende patria de la Argentina, recibe todas las críticas existentes. Podemos decir que a Moreno le tocó bailar con la más fea y recibe las críticas esperables. Por otro lado, si hablamos de inflación, tenemos que empezar diciendo que no estamos en un proceso hiperinflacionario, como el que supo ver este país bajo el gobierno de Alfonsín. Es innegable que un crecimiento económico como el que vivimos desde el 2003, no genere inflación. Si hablamos de la delincuencia también vayamos a las raíces. En los 90 tuvimos una generación de jóvenes que fue olvidada por el estado. Recibieron una educación pésima, debido a la implementación de un sistema que venía de fracasar en todos los países del mundo. Ante esta situación se alejaron del colegio porque vieron a sus familias en crisis y tenía que trabajar. Cuando fueron a golpear las puertas de las fábricas, se encontraron con que estaban cerradas. Esos pibes, tuvieron hijos, y… ¿Qué esperaban? ¿Qué esos chicos vengan con un pan bajo el brazo? No, ¡vinieron con una 9! Considerando las desigualdades del sistema capitalistas liberal, acentuadas en el país entre 1976 y 2004, cuando la diferencia entre el más rico y el más pobre pasó de ser del 12 a 33 veces, la delincuencia se convierte en una consecuencia lógica y fácil de comprender. La policía, en lugar de prevenir el crimen lo alienta, es funcional y cómplice.

Entonces tenemos que recordar que hubo un congreso que alentó el fortalecimiento de estos conflictos sociales y todos los que ahora se llenan la boca hablando de democracia, en ese momento, miraron para otro lado. Hoy, ante un Proyecto Nacional y Popular en el gobierno, que está transformando la Argentina, la clase media resulta una vez más influenciada en beneficio de la clase dominante, que no es más que el 1% de la población.
Cuando la oposición dice queremos un país para todos, en realidad, está diciendo, queremos un país donde unos pocos, los dueños del capital, decidan por todos. Sin embargo, es necesario construir un país para todos, pero los que faltan dentro de esos todos, son los humildes, marginados y excluidos. Y de eso, la oposición, ha demostrado en reiteradas ocasiones, que no le interesa saber nada.

 
Matías Fernández

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